1.10.06

Gravedad Cero


Siempre hemos soñado con flotar. Por eso, la fantasía de la ingravidez ha sido una válvula de escape frente a la inercia del mundo, frente a la pesada realidad.

Hoy que volar comienza a convertirse en una experiencia cotidiana, incluso tediosa, necesitamos ir un paso más allá. No nos basta con un billete de clase turista. Queremos flotar, queremos ser ángeles.


"A little less gravity" es el eslogan utilizado por Nike en su último spot de televisión, perteneciente a la campaña Run on the Air. En él podemos ver, en un encadenado de imágenes a cámara lenta, cómo distintos deportistas (entre ellos el español Pau Gasol) desafían la ley de la gravedad y flotan en el aire. Viéndolos flotar, sentimos que también nosotros flotamos.

Pero el particular combate de Nike contra la fuerza de la gravedad no es nuevo. De hecho, se remonta bastante tiempo atrás, al menos hasta 1985, momento en el que la firma decide lanzar su gama Nike AIR bajo el amparo de Michael Jordan. A partir de entonces, Jumpman- la silueta de Jordan levitando en una interminable canasta- convive con el famoso Swoosh en los productos de la gama Air Jordan. Jumpman se ha convertido en uno de los logos más famosos y eficaces de todos los tiempos, pero también en un emblema de la levedad y la ingravidez contemporáneas.

Hoy, seis años después de la retirada de Jordan del baloncesto profesional, Jumpman continúa flotando sobre zapatillas de deporte, camisetas, gorras...

Jumpman


Además de Nike, muchas otras compañías confían en la fascinación que nos produce la ingravidez, y la convierten en el argumento principal de sus campañas. Never miss a shot, de Sony Ericsson; Float, de Baileys; Un peu d’air sur terre, de Lacoste; Heaven, de Diesel; SOoo fast, de Puma; Chase, de Coca Cola; Test your liberty, de Trina o Astrabatics, de Opel/ Vauxhall; son sólo algunas de ellas. Mención aparte merecen las múltiples campañas basadas en el homenaje-plagio, a los ingrávidos ángeles berlineses de “El cielo sobre Berlín” de Win Wenders. Los spots Built to Protect, de Volkswagen o Balay… por un mundo mejor son buenos ejemplos de lo que empieza a convertirse en todo un “subgénero” publicitario.

También en el cine, la presencia de lo ingrávido resulta obsesiva. Además de ser una constante en el género de Ciencia Ficción, la revitalización del cine de Artes Marciales ha llenado las pantallas de gente flotando. Las sagas Matrix, Kill Bill y Yamakasi o Tigre y Dragon y Hero… son algunas de las películas que han sabido poner los efectos digitales al servicio de la falta de gravedad.

Sin duda, este aluvión de imágenes flotantes refleja la importancia que la fantasía de un mundo sin peso tiene en nuestro imaginario colectivo. Al fin y al cabo, el cine y la publicidad están modelados con la materia de nuestros sueños, de nuestros deseos, y ¿quién no ha soñado alguna vez que era capaz de volar?

Turismo espacial

Xero

Desde que en 1961, Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en viajar al espacio, todos hemos aguardado pacientemente el momento en que los viajes espaciales se conviertan en algo tan cotidiano como volar en avión.

De hecho, desde hace años, el turismo espacial promete ser uno de los negocios más rentables del futuro inmediato. Sin embargo, hasta el momento la experiencia espacial, la auténtica y genuina ingravidez, está reservada a supermultimillonarios.

Este es el caso de Dennis Tito, que se convirtió en el primer turista espacial, al viajar en 2001 hasta la Estación Espacial Internacional (ISS). Acompañado de dos cosmonautas rusos, permaneció allí durante una semana y, según parece, quedó encantado con la experiencia. El viaje fue organizado por Space Adventures, compañía que ofrece en exclusiva las Soyuz de la Agencia Espacial Rusa Roscosmos. El viaje, muy criticado por la NASA, costó a Tito alrededor de 20 millones de dólares.

Pero Space Adventures ofrece también otras opciones más modestas, como vuelos parabólicos Zero-G, vuelos a bordo de un caza Mig 29 a 24.000 m. de altura (distancia desde la que se percibe la curvatura de la Tierra), o vuelos suborbitales a 100 Km. de altura, observando la Tierra desde la negrura espacial. Todos estos viajes se complementan con estancias en Moscú en hoteles de lujo, DVD con la filmación del vuelo y visita VIP al Kremlin. En España Destinia ofrece en exclusiva los servicios de Space Adventures. Otras empresas como PlanetSpace, Rustourism o Xero ofrecen productos similares.


Space Island Group


El negocio funciona y Eric Anderson, CEO de Space Adventures, parece convencido de sus posibilidades: "El turismo espacial representará una proporción sustancial de la industria de los viajes y el turismo en los próximos 20 ó 25 años”.

Lo cierto es que desde el viaje de Dennis Tito, la lista de candidatos no ha dejado de crecer. Brad Pitt, Angelina Jolie, Sigourney Weaver, Moby, Robbie Williams y Paris Hilton ya han pagado los 200.000 $ que cuesta el pasaje en la nave suborbital Spaceship One, para la primera travesía espacial que la compañía Virgin Galactic, propiedad de Richard Branson, organizará en 2008.

En su publicidad, la compañía de Branson pronostica que “a finales de esta década, Virgin Galactic, planea hacer posible que casi todo el mundo pueda visitar la última frontera a un precio asequible”.

La expectación y las oportunidades de negocio generadas en torno a los viajes al espacio han provocado la aparición de los primeros proyectos de hoteles espaciales. Los arquitectos de Equip Claramunt de Barcelona y un grupo de ingenieros aeronáuticos norteamericanos ya han desarrollado un prototipo de este tipo de alojamientos.

Las habitaciones, de 7m. de largo y 4 de alto, colgarán en forma de racimo de un soporte central. Todas ellas tendrán un enorme ventanal que permitirá observar el espacio.

También Space Island Group pretende construir un hotel espacial, que ofrezca todas las comodidades de cualquier resort terrestre. Utilizando tecnologías y vehículos desarrollados por la NASA, esperan iniciar su construcción en 2010 y abrir sus puertas (o lo que quiera que se abra en el espacio) en 2015. El precio de la estancia de una semana será de unos 200.000 $, vuelo incluido. No sabemos si este precio es en régimen de Alojamiento y Desayuno, Pensión Completa o Todo Incluido.

Seis propuestas para el próximo milenio

La importancia de la ingravidez va mucho más allá de sus aplicaciones comerciales. De hecho, la ausencia de gravedad tiene una presencia constante en la sensibilidad contemporánea. Artistas como Marcel Duchamp, a través del concepto de “infraleve”; Yves Klein, Donald Judd, Richard Serra o más recientemente Jeff Koons, Damien Hirst y Matt Siber han situado la ingravidez como un elemento central de su obra.

Quizás una de las aportaciones más interesantes llega no desde las artes visuales, sino desde la literatura. Concretamente, se trata de las “Seis Propuestas para el Próximo Milenio” del escritor italiano Italo Calvino.

Matt Siver Floating Logos

En junio de 1984, la Universidad de Harvard invitó a Calvino a participar en las “Charles Eliot Norton Poetry Lectures”, un ciclo de seis conferencias que se desarrollan a lo largo del curso académico.

Calvino centró el tema de sus conferencias en una prospección acerca de los valores estéticos –y en buena medida también éticos- que caracterizarían el inminente nuevo milenio. Lo tituló “Six Memos for Next Milennium”. La muerte sorprendió a Calvino poco antes del inició del ciclo, de modo que las “Seis Propuestas…” se convirtieron en su testamento estético.

Levedad, Rapidez, Exactitud, Visibilidad, Multiplicidad y una inacabada Consistencia son para Calvino los valores llamados a definir nuestro presente. La Levedad, el primero de ellos, constituye para el escritor el centro del proceso creativo. De hecho, el combate contra el peso del mundo, contra su opacidad, contra la inercia, constituye el primer objetivo de su trabajo: “Mi labor ha consistido las más de las veces en sustraer peso; he tratado de quitar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades; he tratado, sobre todo, de quitar peso a la estructura del relato y al lenguaje”.

Todo lo sólido se desvanece en el aire


SOoo Fast. Puma


Hoy, como pronosticó Calvino, la levedad está en todas partes. Todo a nuestro alrededor parece diseñado para tener el menor peso posible.

Los nuevos soportes de comunicación (conexiones inalámbricas, dispositivos móviles cada vez más pequeños, nanomedios), las imágenes que nos rodean (de apenas unos pocos Kb), nuestro modo de relacionarnos, nuestras casas, nuestra ropa, los objetos de nuestro entorno… Todo lo que nos rodea parece aspirar a la ingravidez.

Sin duda, este aligeramiento del mundo ha permitido eliminar muchos de los aspectos más pesados de nuestra existencia. Pero más allá de lo funcional, nuestra lucha contra la gravedad tiene también importantes implicaciones simbólicas. Vivimos un tiempo en el que todo lo grave, lo trascendente, se ha convertido en tabú.

La Modernidad, quizá como consecuencia de la indigestión producida por siglos de pesadas tradiciones, ha hecho de la ausencia de peso uno de sus rasgos más distintivos. De hecho, todo el pensamiento moderno, desde la Ilustración a nuestros días, puede interpretarse como un intento de combatir el peso de la tradición.

Un combate basado en la revolución permanente de todas las condiciones sociales, en el dinamismo, la inestabilidad y la inquietud. Basado en un movimiento constante que se refleja hoy en una circulación continua de información, mercancías, imágenes, personas... Una circulación ensimismada, que se ha convertido en un fin en sí misma.

Nada debe entorpecer este flujo. Nada debe detener el intercambio permanente sobre el que se sustenta el mercado. Por tanto, es necesario optimizar nuestro mundo para favorecer esta circulación, desprenderlo de todo lastre, desmaterializarlo.

Marx se refirió al universo moderno como un tiempo en el que “todo lo sólido, se desvanece en el aire”; un mundo gaseoso, en movimiento permanente y en el que obviamente conviene ir ligero de equipaje. Poco importa si en este proceso perdemos la posibilidad de disfrutar el agridulce sabor de lo real.


Angel Fernández Fernández

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Y todo sin olvidarnos de Lacoste y sus marquesinas... "Un peu d´air sur terre"

Sofia dijo...

La verdad me gustó mucho el tema a tratar. La nececidad de levitar sobre las cosas hoy es casi un requicito espiritual. Yo hubiese agregado también, el porqué de la propagación de temas tántricos y de allí todos sus ejercicios, yo creo que mas que por encontrarse uno con la unicidad del ser, es por un tema de sensación de "flote", toda una experiencia reconstituynte en esta época.

Anónimo dijo...

Es cierto que la búsqueda de la ingravidezes una categoría que va más allá de lo puramente físico.

Yo creo que es una forma de escapismo, un intento de huir de la realidad, cuyas manifestaciones pueden tomar formas tan diversas como el tantrismo o el puenting.

Sigamos flotando. Gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

¿No es cuanto menos curioso que la ley de la gravedad sea la causa de permanecer pegados al suelo o de que nos caigan las cosas de las manos o de que nos hagamos viejos y que... solo unos km. hacia arriba todo esto no suceda? ¿quiza allí no envejezeriamos? ¿A qué se dedicarían los "galácticos"?.

Flylosophy dijo...

ufffff, que vértigo!

Anónimo dijo...

Otras referencias sobre lo "aéreo" de la posmodernidad (o modernidad tardía, como se quiera) estan en la filosofía: El pensamiento débil (Vattimo) o la lógica borrosa; en la música: desde cierto hip hop hasta el chill out y lo atmosférico. Pero, dialéctica o taoísticamente, se observa una objetualización, los gadgets nos rodean, ¿serán un cable a tierra? o meros simulacros de realidad, como todo?

Anónimo dijo...

El hombre (de manera subjetiva o no)siempre se vera indusido a rrendirle culto y pleitecia a todo a quello que le paresca ajeno al contacto topografico.y como toda naturaleza humana hara todo lo posible por alcanzar lo lejano e imposible (de no ser asi no evolucionariamos) sin importa los grados de sacrificio a los que se deva someter.No olvidemos que la publisidad nos vende con astuta osadia antes que nada un sacrificio como causa y pena justa.