5.7.06

El bar como terapia

Los Placeres de Lola


¿Bares para beber alcohol, bailar y escuchar música?, ¿para charlar con los amigos después del trabajo o desayunar?… Qué poco original. Actividades como inhalar oxígeno, tomar un té recién traído de China, relajarse haciendo punto, llorar rodeado de otros llorones, dormir la siesta o leer un libro son opciones a tener en cuenta a la hora de elegir el bar donde pasar el rato y además, hacer terapia.

Hasta hace muy poco, en cualquier revista de ocio, las clasificaciones de los bares tenían poca variedad. Se encontraban pubs, cafeterías, cervecerías, tabernas, bares de noche, con espectáculo, de striptease y en algunos casos había un apartado para gays y lesbianas.

Ahora la variedad ha aumentado mucho. Sin duda, tras esta tendencia reside un cambio profundo en nuestros comportamientos sociales. Un ejemplo de esto sería nuestra relación con el tabaco. De hecho, en España, la influencia de la nueva ley antitabaco, que limita la posibilidad de fumar en bares y locales públicos, ha provocado una revisión del sector.

Bares de Agua


Si en principio se pensó que su aplicación sería catastrófica y muchas asociaciones de fumadores hablaron de más de un 20% de perdidas, datos oficiales muestran que el negocio en los bares se ha mantenido e incluso mejorado.

Esto puede deberse a que la gente, lejos de dejar de visitar los bares, ha encontrado en ellos espacio para otras actividades lúdicas, saludables y terapéuticas. Se ha dicho adiós a los bares únicamente para beber y fumar; ahora en el bar los “parroquianos” se cuidan, se cultivan, se relajan, practican hobbies, toman productos beneficiosos para la salud y se relacionan entre ellos de forma natural.

La especialización ha aumentado y hay bares dedicados casi exclusivamente a un tipo de productos. Claro que eso ya existía, coctelerías, cafeterías, bares de vinos, pero ahora la oferta de algunos locales de moda es casi monotemática y mucho más exquisita.

Los bares de agua son una tendencia que se está empezando a ver en grandes ciudades. Relacionado con todo lo natural, ecológico y saludable, Water Bar Chez Colette de París ofrece más de 80 tipos de agua de todo el mundo. En Australia, Japón y Estados Unidos se imponen cada vez con más fuerza y bajo su tutela aparecen los primeros cursos de cata de aguas.

En una línea similar, los bares de oxígeno han aprovechado también la moda de lo natural y espiritual. En ellos lo que se consume es la inhalación de un compuesto de oxígeno puro con un aroma a elegir. Hay una gran variedad: aromas cítricos, de violeta, naranja, rosa, cilantro o clavo. Se trata de consumir la ilusión de energía, vitalidad y salud. Están muy extendidos en Estados Unidos y Japón, pero los hay por todo el mundo. El 2202 Oxygen Bar de San Francisco ofrece además un tratamiento facial de oxígeno para combatir los efectos de la contaminación en las grandes ciudades.

Oasis Oxygen Bar

Aunque ya tuvieron su momento, vuelven con fuerzas renovadas los bares de té. En ellos se pueden disfrutar especialidades traídas de remotos lugares del mundo, indicados para distintos estados de ánimo. Franchia es buen ejemplo de estos locales. Ten Ren Tea está especializado en tés chinos como el Pearl, el Tapioca o el Bubble Tea. Su local, ubicado en Chinatown, junto al Soho de Nueva York, es frecuentado por famosos enganchados a su consumo.

Algo similar está pasando con el chocolate. Cada vez hay más bares especializados en su consumo, como el Chocolate Bar de New York o el Lindt Concept Store & Café donde se pueden degustar todas las especialidades de la marca Lindt.

Consumir aire, pero esta vez de un puro o cigarro, también puede tener un efecto beneficioso, al menos para el espíritu, sobre todo si se sabe apreciar la calidad de lo que se está fumando y si se hace en un ambiente relajado, con buena música, disfrutando de una copa de brandy con un libro o periódico en la mano.



Los cigar bar están resurgiendo por todo el mundo. Son sofisticados y acogedores y lo envuelven todo en una nube de humo que invita a la meditación y el sosiego. Más que bares se podría hablar de clubes. Muchos se encuentran en hoteles de lujo, como el New York Palace de Budapest. Uno de los más representativos es el Grand Havana Room que cuenta con sucursales en New York y Beverly Hills. Si contamos con que fumar puros se está poniendo de moda entre los jóvenes, pronto habrá un auge espectacular de los cigar bars con una estética más juvenil y moderna.

Hay otras maneras de cuidar el cuerpo en los bares: a través del relax. Con la excusa de tomar una bebida o degustar una cena, se puede acudir a espacios donde las mesas y sillas han sido sustituidas por camas. Son tan acogedores y con una música tan relajante que no es de extrañar que los visitantes sucumban a la posición horizontal.

En el Bed Supperclub de Bangkok se desconecta de la atmósfera estresante de la ciudad reclinado en unos mullidos cojines, con música relajante y películas mudas. El mismo concepto, próximo al de chill out, se da en el Bed New York. En su terraza hay grandes divanes donde degustar comida sana en una atmósfera relajante con maravillosas vistas de Manhattan. También podemos encontrarlos en Londres.

Bed Supperclub

Si hay alguien que para dormir necesita no tener nada de luz, el Bar in de Dark, de la exposición Dialogue In The Dark, nos ofrece la posibilidad de saber lo que se siente al ser ciego. Han quitado absolutamente toda la luz y se bebe y se habla con los demás en completa oscuridad.

Para los que sufren añoranza de su más tierna infancia, en el Babyland de Londres tratan a todos los clientes como a niños pequeños mientras se cena o se toma una copa. Lo único que no está permitido es la entrada de niños de verdad.

Para hipocondríacos lo mejor es ir al Barmacy de New York. La decoración te transporta a una farmacia kitsch. Las paredes están llenas de medicamentos y pócimas y las bebidas son suministradas, como si de medicinas se tratasen, por camareras uniformadas de enfermeras.

Si lo que se tiene son ganas de exteriorizar la tristeza llorando a moco tendido, hay que ir al Cry Bar de Xian, donde por 50 yuanes la hora se pueden desahogar sin ninguna vergüenza. Aunque el sitio no tiene nada de especial, el cliente encontrará música triste y una serie de ingredientes para facilitar el lloro: cebollas, pañuelos de papel, pimienta, mentol, etc. Bien sabe el dueño que no hay nada como beber unas cervezas y echar unas lágrimas para quitarse el estrés diario.

Otra terapia contra el estrés es la que nos ofrece el Isdaan de Manila, un local donde comer y, además, combatir las frustraciones tirando platos a un muro. Esta terapia puede ser un sustituto del psicólogo o, por lo menos, una buena manera de relajarse. Aquí venden los platos y sólo hay que pensar en el jefe, los niños, los vecinos o la pareja y lanzarlos con todas las fuerzas contra el “muro de la furia”.

Knit

A los knitting cafes acuden legiones de aficionados para tomar un café o un relajante té y tejer en compañía. No son locales sólo para mujeres; muchos hombres e incluso niños son asiduos. Además se imparten cursos para los no iniciados y se puede comprar el material necesario para su práctica. The Point NYC o Knit son muy populares en New York. Desde Estados Unidos se están extendiendo al resto del mundo.

A veces, un mal día sólo lo salva un buen tratamiento de belleza. Para eso, nada como ir a uno de los Beauty Bar, donde en un ambiente que recuerda a un salón de belleza de los años 50 se puede disfrutar, por 10 dólares, de un cóctel mientras te hacen la manicura.

En Barcelona, el Talls i Tallats permite tomar una copa mientras se lee o se navega por Internet y después optar por un buen corte de pelo o un masaje terapéutico. Si además del masaje te apetece practicar un poquito de yoga y tomar un té relajante, el Yoga Café es una buena opción.

Si se siente necesidad de airear los trapos sucios y, además, que queden limpios, en el Laundry Bar de Miami o el Sit 'n' Spin de Seattle se puede hacer la colada mientras se saborea una bebida.

Café + Blogs

Cultivar el espíritu es lo que se hace en los Cafes Scientifiques. Fuera del ambiente académico, tomando un café o un vino, se habla de temas científicos o tecnológicos. Normalmente la sesión empieza con una pequeña charla de un invitado ponente y después de pedir las consumiciones, empieza el turno de preguntas y charla. Los hay por todo el mundo.

Si se desea hablar de blogs, hay bares donde se organizan Blogs & Beer, convocatorias donde acuden los bloggers de la ciudad para conocerse y tomar unas cervezas. En Bogotá, el Café+Blog adapta estas reuniones a las costumbres de Colombia.

También se puede salir de bares a leer, pero no el periódico, sino un buen libro con una copa o una comida ligera. Aquí no hay prisas y los cómodos sillones invitan a pasar tiempo disfrutando de la lectura. En Chicago, The Book Cellar es un buen ejemplo. En Madrid están El Bandido Doblemente Armado, propiedad de la escritora Soledad Puértolas, y el J&J Books and Cofee, que posee más de 10.000 libros en inglés y organiza reuniones de conversación para practicar este idioma.

Si lo que se busca es intercambiar fluidos más que conocimientos, combatir la soledad o conocer a una posible pareja, los bares ofrecen muchas posibilidades. Y aunque hay bares especializados en estos temas, desde que el mundo es mundo, la tecnología y los cambios de hábitos sexuales han hecho que emerjan locales mucho más sofisticados y sin el regusto cutre que los caracterizaba.

Remote Lounge

Ya hemos tratado en Flylosophy acerca de bares especializados en speed dating, en singers o en intercambio de parejas. Todos ellos proliferan como hongos. Lo que ya no es tan común, es ligar con ayuda de la tecnología, como en el Remote Lounge de New York, donde más de 60 cámaras y pantallas hacen que se pueda espiar cada gesto o detalle de la persona objeto de tu atención: un Big Brother en formato bar.

El mito del toothing, se ha convertido en realidad en el bar L'Elephant de Milán. En él, mediante bluetooth, se puede conectar con otros interesados en mantener una relación sexual.

Los bares (que no prostíbulos) donde practicar sexo se han extendido sobre todo en la comunidad homosexual. Los dark rooms de algunos clubes, donde se practica sexo en el anonimato de la oscuridad o los bares donde hay que entrar sin ropa o sólo con la prenda elegida para el día, son una opción cada vez más utilizada.

Las chicas que sueñan con lanzar el sujetador al aire y bailar como una strepper profesional, pueden hacerlo sobre la barra del Hogs & Heffers de New York. Y si lo que se quiere es tener una relación sexual con un prostituto, hay locales especializados como el Charming Barbara.

Babyland

Si lo que de verdad te apetece es tomar una copa sin hablar con nadie, ni siquiera con el barman, también es posible. Brainbar, una máquina a la que hay que conectarse con electrodos, recoge datos de la corteza cerebral y según lo que lee, prepara la bebida que mejor conviene. También por 2 euros, sentándose y conectándose al sillón Automeet, con la información que recibe a través del pulso, la temperatura corporal y el nivel de alcohol en sangre, este artilugio prescribe la bebida que más le conviene al cliente en ese momento. Por supuesto, sin mediar palabra.

Y para rizar el rizo, si no se quiere compartir bar con nadie o sólo con amigos selectos, el Pub Hinchable permite sentirse propietario de un bar, aunque sea de plástico.

Así pues el dicho popular, “estoy mal llevadme al bar”, mantiene su vigencia. Y si lo que nos encontramos en ese bar es gente metiéndose oxígeno, leyendo, mirando embobado la ropa que da vueltas en la lavadora o tejiendo jerséis a lo Evo Morales, lo mejor es hacer la vista gorda, relajarse, pedir un masaje e intentar dormir y si eso no funciona…pagar 50 yenes y llorar a moco tendido sobre el hombro de un ejecutivo.