25.2.09

Donde dije temporal, digo temporada

Dicta la R.A.E que el calificativo ‘temporal’ responde a aquello que dura un tiempo, que no es eterno. Coloquialmente, estamos acostumbrados a asociar este término a situaciones con cierta connotación negativa como el ‘trabajo temporal’, la ‘baja temporal por enfermedad’, o el ‘temporal de lluvia’.

En cambio, la expresión ‘temporada’ viene definida como un espacio de varios días, meses o años que se consideran aparte formando un conjunto. Y pone como ejemplos de carácter positivo: ‘temporada de verano’ o ‘la mejor temporada de mi vida’. También responde gozosamente al tiempo durante el cual se realiza habitualmente algo como la ‘temporada de ópera’ y, temporada también es aquello que ha sido o se usa en cierta época como ‘la fruta de temporada’ o ‘un vestido de temporada’.

De igual modo que hace un tiempo en Flylosophy se aportó en el artículo “La arquitectura como regalo” otro término más adecuado para la arquitectura efímera: ‘arquitectura de travesía’, recurro inocentemente a este matiz semántico entre ‘temporal’ y de ‘temporada’ como punto de partida para reafirmar la intervención en espacio público, a veces desatendida o considerada como de segunda categoría dentro de la construcción de la ciudad. Sin embargo esta arquitectura también es una obra ‘de verdad’ porque también ‘se construye’ y, lo bueno si breve, dos veces bueno.

La ‘arquitectura de temporada’ es una arquitectura valiente con gran capacidad de resolución que, como ‘la otra’, también responde a un lugar, razona la forma, aspira a la belleza, atiende a una función e interactúa con los ciudadanos en general y con el usuario en particular, el cual se apropia de ésta con mayor facilidad, por su cercanía, por su menor imposición o intimidación. Igualmente, los usos temporales del espacio público son vistos como herramientas para activarlo, éstos revelan las posibilidades del espacio y son capaces con pocos medios de resolver grandes problemas.



Intento de re-habilitar un solar del
Cabanyal (Valencia) por los vecinos y su respuesta institucional.

Como curiosidad ociosa, tecleamos en Google-Imágenes las expresiones ‘arquitectura temporal’ y ‘arquitectura de temporada’. A continuación observamos los resultados. Vemos que al menos no nos indica ‘quiso usted decir arquitectura efímera’. Así pues, fijándonos exclusivamente en la primera página de fotografías comparamos que, con la entrada ‘arquitectura de temporada’, se nos ha colado como primera imagen la temporada de fútbol. En ese sentido también aparece una obra teatral en una facultad de arquitectura. Intentando encontrar entre las imágenes alguna que se aproxime a lo que buscamos, ‘arquitectura de temporada’, con cierta emoción vemos que surge ‘algo’ del blog de Edgar González. Sin embargo se está refiriendo a que comienza la temporada de talleres de arquitectura de verano, siendo el de Santander el primero de ellos. Por otra parte, sorprendentemente aparece la cara de Frank Gehry. Y, sin más importancia, también encontramos unas habitaciones en el campus-anuncios, un urbanista colombiano que busca hospedaje por una temporada en Madrid y una frase que reconforta: buenos tiempos para la arquitectura.



Resultados Google para ‘arquitectura de temporada’.

En cambio, en el Google-Imágenes para la locución ‘arquitectura temporal’ gana protagonismo con tres entradas el Kubik Ilumina, realizada en el 2007 en el Fórum de Barcelona. Y como éste, el resto de imágenes, más o menos, están relacionadas con el término tecleado. Cabe destacar el almacén temporal para fruta dentro del conocido blog de Judith Bellostes, aunque aparece dudosamente clasificado en la sección de arquitectura rural, disponiendo este blog de una sección dedicada a la arquitectura efímera.



Resultados Google para ‘arquitectura temporal’.

Este pasatiempo manifiesta que rebautizar como ‘arquitectura de temporada’ a la ‘arquitectura temporal’ no solo sería novedoso, sino que si se repite muchas veces en este artículo tal vez consiga aparecer en la primera página del Google e incluso, con voluntad, podría definirse en la Wikipedia. De este modo, esta redefinición de lo temporal con un matiz más positivo y pertinente, enaltece el valor del mismo y la actitud frente a ello.

¿Cuánto dura lo que no dura?

Resultaría excesivamente simple el pensar que la arquitectura efímera tiene una vida corta. Las cosas efímeras pueden durar mucho tiempo, solo hay que preocuparse por ellas. Lo efímero en la arquitectura viene acompañado implícitamente de una voluntad orientada hacia la sostenibilidad referido en cuanto a la economía de la acciones, optimizando aquello que se construye. .



Búnker transformado en un rocódromo urbano.
Sternschanze.

Frente a la permanencia del monumento tradicional, Antoni Muntadas anima al artista, al arquitecto a la necesidad de actuar ante determinadas circunstancias en momentos específicos, poniendo en duda el carácter impositivo del signo que permanece, trabajando a partir de la idea de lo efímero en relación con el contexto y con un carácter interdisciplinar.

Lo construido, lo creado se enfrenta al paso del tiempo con negatividad. En las escuelas de arquitectura se hace referencia a la vida útil de lo construido con una vocación de permanencia, para durar el máximo tiempo posible. Ésta es seguramente una idea occidental, de herencia defensiva, reflejada desde la firmitas vitruviana. Pero en otras culturas, como la asiática, aparecen materiales más frágiles que la piedra o el ladrillo como el papel, el bambú o la madera. Así pues, encontramos conceptos como el japonés wabi-sabi que incluye la idea de que las cosas frágiles sobreviven por el modo como la gente se relaciona con ellas. Parece que la idea de lo efímero está más enraizada en la sociedad asiática, mientras que el mundo occidental se centra más en la conservación. En compensación a esto, el consumismo, lo desechable y la moda son reacciones extendidas en la sociedad y la arquitectura occidental.


Aún así, en los años sesenta, Marshall McLuhan ya enunciaba el tránsito de una arquitectura de ‘lo visible’ (representación) a una arquitectura de ‘lo táctil’ (percepción). Al fin y al cabo, la arquitectura se acerca a la sociedad a través de sensaciones, más que a través de la geometría y la perspectiva. Y la ‘arquitectura de temporada’ posibilita este acercamiento de forma más ‘natural’. Por tanto, lo efímero en el espacio público no es una limitación, sino una oportunidad.

La rutina hace invisibles las cosas

“Muros comunicativos”, “Transprogramación de espacios comunes”, “Sobre ruedas qué”, “Escaparatismo”, “Cacharros heridos”, “Entre paréntesis”, “Desayunos públicos”, “Ni vallas ni luces”, “Marcas de posición”, “Iconos reversibles”, “Bosques invertidos”, “Traducciones de espacios urbanos”, “Descampados habitados”, “Intrometidos”, etc. Todas estas prácticas así catalogadas en mi ordenador son intrusiones urbanas que a modo de señales interrogativas en la calle reclaman nuestra participación y atención.



Campo de fútbol utilizado como cine de vernao. Millerntor Stadio. Hamburgo.

El espacio con autoridad de ser público también tiene nombre. De la A a la Z, el alma de la ciudad se materializa según la A.E.A.T en: ‘alameda, aldea, área, arrabal, arroyo, avenida, bajada, barranco, calle, calleja, camino, carretera, caserío, colegio, colonia, conjunto, cuesta, entrada, escalinata, explanada, extramuros, extrarradio, glorieta, gran vía, grupo, huerta, jardines, lado, lugar, manzana, mercado, monte, muelle, parcela, parque, pasaje, paseo, plaza, polígono, prolongación, puente, puerta, ramal, rambla, rampa, rincón, ronda, rotonda, salida, sector, sección, senda, solar, subida, torrente, travesía, urbanización, vía, vía publica’.

Sin embargo, tal como indicaban Ábalos y Herreros en “Áreas de impunidad” (otro término ‘inventado’) hay otros lugares desregulados como los descampados, asociados a la periferia urbana, donde el concepto convencional de espacio público se transforma en una libertad pública extrema. Esto da lugar a unas formas no tan conocidas de utilización del mismo, y por tanto, las intervenciones dependen y atienden al uso inconsciente del deseo de la gente. Una oportunidad de renovación que se materializa a través de una arquitectura efímera con carácter periurbano que descubre lo público.

La ‘arquitectura de temporada’ en diálogo con el espacio urbano, lo sirve y lo mejora. Así pues, la obra no tiene que imponerse, sino exponerse, dejarse apropiar con una preocupación contextual. De lo que se trata es de mirar las cosas de otras maneras, de releer el entorno con optimismo, de identificar oportunidades, de ceder, de implicarse, donde el contenido es importante y la forma se adapta a las necesidades de cada trabajo. Es decir, llenar no el espacio físico sino el espacio mental del imaginario colectivo, buscando iconografías comunes.

Dígase ‘arte público’, ‘arte urbano’, ‘arquitectura efímera’, ‘exteriorismo’, ‘instalación’, ‘intervención en espacio público’, ‘arquitectura temporal’ o ‘arquitectura de temporada’. Más allá de etiquetar ambiguamente, debemos pensar en arte o arquitectura que se reencuentra con la cultura de lo público, que mira a su alrededor, que incide en los procesos de activación urbana. Éste es uno de los retos de la ciudad actual.



Quizá, en el momento actual más que en ningún otro, frente a una aclamación del verticalismo aburrido en las ciudades que reitera la exhibición de un poder económico o político, se nos presenta la oportunidad de la improvisación, la generación de experiencias, la construcción de situaciones, la intervención en el espacio público como un panorama más participativo (‘autoespacio público’), alternativo a la hiper-planificación y un signo de mediación y libertad. Por ello, insisto, no digamos ‘temporal’ porque con la ‘arquitectura de temporada’ la ‘Ciudad’ permanecerá.

David Estal (arquitecto, Valencia)

11.1.09

Percepción de nuevas sensaciones relacionadas con vigilancia y control



The Third Eye.
Takehito Etani (2004)

No es de extrañar que el actual clima de registro tecnificado permanente de imágenes y datos de carácter personal en el ámbito público y privado se haya convertido en un tema de reflexión recurrente en creación en Arte en general y en cuanto a Media Art en particular se refiere. Videoartistas como Warhol, en videos como Outer and Inner Space (1965), Peter Weibel en Observation of the Observation: Uncertainty (1973), Dan Graham en Time Delay Room I (1974) o Sophie Calle en las series fotográficas de espionaje Suite Vénitienne y Detective (ambas de 1980) reflexionaban sobre la vigilancia, el control y la observación antes de que las tecnologías digitales entraran de lleno en la escena artística. El tema, por lo tanto, no es original, pero si que se intensifica y se crean nuevas líneas de trabajo sobre el mismo en las últimas décadas, coincidiendo con la proliferación de todo tipo de sistemas de control que reproducen, amplificada, la mirada panóptica diseñada y propuesta por Bentham.



La postura crítica es sin duda la faceta más conocida de la mayoría de las creaciones de Media Art que tienen el control y la vigilancia tecnológica como tema central de trabajo (CCTV (Close Circuit Television) (1996) de Heath Bunting, Securityland (1996) de Julia Sher, Carnivore Project (2001) , proyecto desarrollado bajo el auspicio del Radical Software Group (RSG) , o las acciones desarrolladas por los Surveillance Camera Players desde 1996) En buena parte es debido a que has sabido captar la cada vez más extendida actitud negativa relacionada con la percepción de los sistemas técnicos desarrollados para favorecer las bases del poder gubernamental o empresarial. Sin embargo, es de recibo rescatar, defender y dar a conocer aquellas obras que utilizan las tecnologías de control con fines que poco o nada tienen que ver con la crítica artivista de diferente nivel hacia el espionaje autorizado que se ha implantado en nuestras vidas. Son trabajos en las que el uso de la tecnología como herramienta tiene más una función de descubrimiento de nuevas experiencias de carácter íntimo y profundo asociadas con la identidad y el aprendizaje transmitido cada vez con más asiduidad por medios informáticos y electrónicos.

A qué nos referimos…


Dentro de este grupo destacamos piezas como 1 year performance video (aka samHseihUpdate) (2004) del colectivo estadounidense de origen finés MTAA (M. River & T. Whid Art Assoc.) formado en 1996 e integrado por dos creadores que suelen trabajar en obras comprometidas políticamente, sin embargo, en 1 year performance video... reexaminan y adaptan a la red One Year Performance 1978-1979 (aka Cage Piece) de otro artista afincado en Estados Unidos, el taiwanés Teching (Sam) Hsieh. Si en la obra original Hsieh fotografió su encierro voluntario de un año en un pequeño receptáculo, en la versión de MTAA los visitantes contemplan on-line las imágenes de los componentes del colectivo en dos celdas contiguas. Lo que parece ser una escena real en directo, realmente es un vídeo grabado que únicamente se activa cuando el espectador accede a la página: la Red consigue engañar a nuestros sentidos jugando con nuestra percepción espacio-temporal.

La vivencia que se adquiere al utilizar The Third Eye, dispositivo diseñado por Takehito Etani es de carácter más intimista. Se coloca en la cabeza del usuario para ofrecer una experiencia poco habitual: contemplar nuestro propio cuerpo en tercera persona. Con la ayuda de un sistema de visión conformado por un monitor de dos pulgadas y una cámara colocada detrás de la cabeza, permite contemplar al individuo que lo porta a si mismo desde su espalda mientras camina. El resultado, irónicamente, es similar al que se experimenta cuando jugamos con un videojuego: podemos visionar la nuca de nuestro personaje, a pocos centímetros detrás de la acción.


The Third Eye
es una de las propuestas pertenecientes a la serie de videoperformances que Etani denomina “de prótesis espirituales”, entre las que se encuentra Masticator (2005)



Masticator.
Takehito Etani (2005)

En ellas pretende indagar a través de técnicas de videovigilancia sobre su propia identidad en acciones que se pueden relacionar perfectamente en lo formal con el espíritu de investigación entre lo real y lo virtual desarrollado en la pionera Rara Avis diseñada por Eduardo Kac hace más de dos décadas.

En la videoinstalación proyectada en el suelo Pedestrian (2002) de Séller Eshkar y Paul Kaiser, el espectador contempla como si estuviera sobrevolando la escena la acción de diversos grupos de personas en diferentes espacios públicos que se yuxtaponen. Ninguna mira al cielo, se inmuta o muestra temor, porque desconoce la existencia del vigilante.


Pedestrian nos sitúa como observadores omniscientes que contemplan la ciudad en a vista de pájaro sin que su mirada transforme las acciones que se van sucediendo en la proyección. La mirada controladora no se relaciona en ningún momento con los habitantes de esta ciudad gris llena de vida, aunque en ocasiones la sombra del visitante se introduzca dentro de la escena.

La obra de Eshkar y Kaiser se inspira en Multitudes y poder (1960), libro de Elias Caneti en el que se examina el comportamiento sumiso y gregario de las multitudes, hecho desconocido por muchos de los espectadores de la obra, lo que le hace portadora de una doble lectura que fluctúa entre los matices críticos que representa y los aspectos lúdicos que suele transmitir a los no concienciados sobre los efectos del control y la vigilancia[i].

En este grupo de trabajos descubridores de nuevas sensaciones se destaca a menudo el uso cada vez más habitual de las tecnologías de control como herramienta de escenografía o ambientación. Compañías teatrales como la Fura dels Baus la incorporan en este sentido, desde hace años, en buena parte de sus representaciones. Utilizando un sistema de cámaras que transmite directamente a la pantalla situada en el escenario, las imágenes se emiten en tiempo real convirtiendo al espectador en muchas ocasiones en actor de la obra. La disminución de su coste, su perfeccionamiento y fiabilidad han hecho que este recurso haya sido apropiado desmesuradamente en conciertos, exposiciones y cualquier tipo de evento de carácter audiovisual, lo que ha disminuido considerablemente su impacto entre el público más exigente y receptivo ante experiencias de carácter innovador.

Este recurso ya había sido utilizado en obras de arte anteriormente. Tony Oursler, por ejemplo, lo implementó en su trabajo Switch, Theory vs Everyday Experience (1995).



Tony Oursler. "Switch" installment (1996)

En una de las secciones de las que se compone la obra, Wall Projections, Oursler conseguía trasladar todo lo que acontecía en la parte exterior del museo al interior del mismo. Gracias a una videocámara conseguía transformar radicalmente el espacio jugando con la tecnología como si de la cámara oscura más clásica se tratara.

Marcus Kison aplica una metodología similar en Roermod-Ecke-Schönhauser (2006), una bella y sutil instalación en la que se sirve de maquetas, espejos y cámaras para introducir en la sala la forma dinámica de un espacio exterior: la vida real que transcurre en la plaza de la ciudad en la que expone su pieza. Kison utiliza para ello cuatro cámaras que envían video en streamming desde cuatro puntos de la ciudad. Utilizando estas imágenes modela con una impresora de 3D la forma de los edificios, sobre los que irá proyectando posteriormente los videos mediante un sencillo sistema de espejos. Como en el caso de Pedestrian, Roermod-Ecke-Schönhauser consigue reproducir un extracto de realidad liliputiense ante la mirada curiosa del espectador que asiste a un merecido homenaje a las técnicas más tradicionales de ambientación teatral rememoradas desde una cierta mirada de inocencia y admiración infantil.

Para terminar...

Si las prácticas iniciales de la videoinstalación ya incluían la participación del espectador sin que éste lo supiese, a través de videocámaras, puntos de vista y herramientas de trabajo se han diversificado con los años permitiendo a los artistas apropiarse de todo tipo de tecnología de control y vigilancia para convertirla en herramientas de creación, ampliado de este modo sus límites. Dado el importante volumen y calidad de las obras producidas hasta el momento, nos parece interesante diferenciar las principales líneas de trabajo que se han venido desarrollando hasta el momento en lo que a New Media Art relacionado con vigilancia y control tecnológico se refiere para evitar la idea bastante reduccionista que se tiene hasta ahora sobre el tema. Seamos serios: ni todo es videovigilancia, ni todas las obras son críticas ni todas las obras artísticas que utilizan estos sistemas técnicos tienen relación con los planteamientos de Focault o Bentham.

Aunque reconocemos que personalmente nos llaman poderosamente la atención las posturas críticas sobre el tema (tal como podéis comprobar en Destapa el Control o en Por tu seguridad), estamos convencidos, de que la difusión de este otro tipo de obras que más que hablar de videovigilancia y/o control en estado puro, utilizan su tecnología para crear nuevas experiencias y sensaciones, nos permitirá convertirnos en espectadores privilegiados de nuevas líneas de trabajo creativas no exploradas hasta el momento.

De todos modos, estate atento y ¡controla el control!

Paloma G. Díaz

UNCOVERING CONTROL
Destapa el Control
Por Tu Seguridad