6.6.06

Posporno: porno hecho por y para mujeres

Los Placeres de Lola

En Flylosophy pensamos que nuestros lectores tenéis mucho que contar. Por eso, queremos abrir este proyecto a vuestra participación, a vuestra colaboración.

En esta ocasión, Raquel Traba de Los Placeres de Lola, nos habla acerca del Posporno, porno hecho por y para mujeres. Una tendencia que cuestiona muchos de los roles tradicionales en torno al uso y disfrute del sexo y que estamos seguros que va a dar mucho que hablar.

La pornografía es un género con muy mala fama que mueve miles de millones y que ha visto aumentar sus límites a través de Internet de una manera próspera y brutal. En este vilipendiado arte, las mujeres han ocupado históricamente un lugar de escaso privilegio como cuerpos expuestos a la acción delante de las cámaras, sabiéndose producto provocador de erecciones. Para este sencillo cometido no tenían más que dar los buenos días y a la toma siguiente ya estaban aplastadas encima de una mesa siendo penetradas con ahínco por el actor de turno.

No hay ni que mencionar que los productores y los consumidores de esta mercancía son hombres heterosexuales, el porno gay es harina de otro costal, con lo que las mujeres no encuentran ninguna representación aceptable de su deseo. Por otro lado, el porno como escuela privada del “buen follar” ha hecho destrozos importantísimos en el imaginario colectivo de cómo debe gozar una mujer y cuál es su papel al lado (o mejor debajo) de su amante masculino.

Annie Sprinkle


Una de las primeras artistas en acuñar públicamente el término Posporno fue Annie Sprinkle. Como ella misma se define, de prostituta y porno estrella pasó a artista performativa y sexóloga. Annie deslumbra con su porno vital, positivo y divertido. A lo largo de su carrera como porno star ella hace política directa que se confronta con el porno tradicional, habla de la eyaculación femenina, del poder del placer, de la autonomía de la vagina (y de su fisonomía ver: “Public Cervix Announcement”), de la necesidad de un porno libre de ETS’s.

Por la misma época nace en Estados Unidos la productora Femme Productions que entre otras, tenía como fundadora a la bella Candida Royalle. C. Royalle es hoy en día una próspera empresaria que dirige cine porno y fabrica vibradores adaptados al contorno femenino: natural contours (disponibles en Los Placeres de Lola). Complementa a Annie Sprinkle abarcando otro campo a reflejar con sus películas, filma porno que ella misma denomina “porno para parejas”, heterosexuales, creando nuevos modelos de comportamiento sexual desde la satisfacción del placer femenino. Con unas portadas horrendas al estilo Corín Tellado crea atmósferas de erotismo y seducción un tanto cursis que enseñan a los hombres a hacer bien el amor con una mujer.

No obstante, el porno siempre ha tenido una beligerancia dura de lidiar en la corriente feminista antiporno. Con Andrea Dworkin a la cabeza. La pornografía era acusada, no sin razón claro, de ser una muestra de la radicalidad de la violencia contra las mujeres, puesto todo esto de manifiesto en 1981 en su obra Pornografía: los hombres poseen a las mujeres. Las mujeres aparecen subyugadas y humilladas, explotadas y retratando una esperpéntica para-realidad de lo que el sexo debe representar para ellas. Hasta este punto todas estamos de acuerdo, la ruptura irrumpe más adelante cuando aparecen figuras como la mencionada Annie Sprinkle o tantas otras que han declarado su oposición a esta pornografía decadente y mentirosa para reivindicar desde la acción otra forma de hacer porno.

En este punto la postura feminista al respecto se divide en dos: feministas anti-pornografía como las Women Against Pornography (WAP) y las sex-possitive feminist, y de esto hasta nuestros días.


Candida Royalle's


En España al no haber una producción de pornografía elaborada por mujeres la caja de Pandora no se ha abierto aún, no olvidemos que todas estas posturas encontradas se contextúan en un país en el que la elaboración de material pornográfico de todo tipo está a la cabeza del mundo.

En España no existe una cultura del porno, género que fue interrumpido casi al mismo tiempo de nacer con la Ley Miró y aunque a principios de los 90 comienzan a surgir nuevas productoras y títulos, el porno de mujeres se puede decir que no ha existido. A esto hay algunas excepciones que apuntar, como la directora Maria Bianco que filma en 1997 “Maria Bianco, directora de porno” o Sandra Uve con su última cinta "616 DF: El diablo español vs las Luchadoras del Este".

En este film, Sandra Uve nos presenta una trama de una absurdez buscada, en la que el secuestro de unas riot girls punkis desencadena una oleada de polvos chico-chica que no innova mucho en lo que se refiere a la acción sexual pero sí lo hace en la estética y en la presentación de unas figuras masculinas bobas y viriles, y desde luego en que el producto sea creación de una mujer española, de treinta y pocos y distribuido por IFG.

Aún así dentro de los movimientos feministas españoles se escuchan opiniones muy encontradas en torno a este tema, si bien la cuestión debería recaer en si una vez suprimidos todos los códigos de representación machista la pornografía debe seguir considerándose un bastión de humillación hacia las mujeres.

La pornografía hecha por lesbianas y para lesbianas no introduce de ningún modo la figura masculina de sometimiento.

En este subgénero del porno, la pornografía bollo o la pornografía queer, se sustrae al tradicional de lo que esencialmente lo ha caracterizado para convertirlo en una reproducción de un deseo hasta el momento inexistente en la pantalla. Otra forma de mirar, de ser vista, de calentar y de inspirar.

Dominatrix Waitrix

Aparece la desgenitalización del producto, puedes ver una película como “Dominatrix Waitrix” durante la cual no verás un coño en 40 de los 44 minutos del metraje. Los roles, obviamente, están subvertidos entrando en la subcultura bollo de lleno, se hacen títulos para el gusto butch/femme, butch/butch, femme/femme.

Se introducen juguetes de clara preferencia lésbica, arneses y dildos con toda la lectura política que estos tienen, y la polémica también.

Se publicitan con los reclamos “sexo lésbico real” en contraposición a los numeritos lésbicos de dos rubias siliconadas al gusto masculino-heterosexual que prácticamente reducen un buen y estimulante sexo oral a unos ligerísimos besitos sobre la vulva.

En fin, crean una nueva idiosincrasia que desvirtúa absolutamente la pornografía hegemónica, redibujan el uso de los cuerpos y resignifican las diferencias sexuales .

En este género hay una diversidad de producción por lo menos esperanzadora aunque no numerosa. Fatale Media es una de las empresas que mejor y mayor producción lleva teniendo desde 1985. Nan Kinney, presidenta de Fatale Media y productora de Fatale Videos, es cofundadora de la revista porno-lésbica On our backs que se publica desde entonces en Estados Unidos. Fatale ofrece una perspectiva histórica de la evolución del género desde sus primeros títulos como “Hungry Hearts” a sus últimas producciones “Take her down!” o “Dominatrix Waitrix”.

"Dominatrix Waitrix” se incorpora como un nuevo género dentro del subgénero denominándose a sí mismo porno queer de ciencia ficción, y para Nan Kinney: “is great indie porn: campy, queer, kinky and hot!”. Entre sus títulos encontramos un género que en España no es nada usual, quitando alguna excepción nada reseñable de ego-tantra o alguna guía de “cómo rodar un video porno” o “cómo dar el mejor masaje a tu pareja”. Me refiero a las guías didácticas de temas tan interesantes como la eyaculación femenina o el sexo anal para hombres heterosexuales.

Girls who like porno

Como porno elegantísimo y de interesante producción encontramos a Maria Beatty. Películas bellas que nos enseñan el arte del spanking y del bondage. Altamente recomendable. Maria Beatty te seduce sin palabras en “Ecstasy in Berlin. 1926”, lo cual puede resultar de bastante ayuda a las observadoras que no hablan inglés, por que eso sí es un requisito para disfrutar de todo el porno lésbico que por el momento se comercializa. Desde luego no perdemos la esperanza de que alguien incursione desde dentro en el mercado español, y aunque suene inverosímil, en este país los cambios siempre suceden “de repente” así que no descartamos que chicas como las de girls who like porno , cualquier día de estos se decidan a sacar algún trabajo.

Una novedad que hemos traído a Los placeres de Lola es la peli “Joanna’s Angels” de Jojo de Burning Angels. Es una de esas pequeñas joyitas que encuentras después de mucho buscar. Neo porno donde ella se lo guisa y ella se lo come, que viene a ser la tónica dentro de este maravilloso mundo del posporno. Lo que más sorprende de esta cinta es la juventud de la directora y las actrices y actores, la estética moderna que lo acerca a un público más joven que se identifica fácilmente con los personajes que está viendo y la actitud incuestionablemente valiente que luce Jojo. Desde Nueva York con amor.

En Estados Unidos podría enumerar una decena de proyectos más humildes que el de Joanna’s Angels pero igualmente muy interesantes, filmados y distribuidos en video posibilitan así que sean conocidos por más gente, a la espera de presupuesto para mejores producciones en lo que a calidad técnica se refiere.

Joanna's Angels

A este lado del charco encontramos alguna cosa interesante de producción británica, como la película de Angie Dowling “Madame and Eve”, en la que se recrea una atmósfera futurista de porno-ficción. Es una película perfecta para las amantes de los dildos, el látex y los juguetes eróticos donde se da una lectura maravillosa y desnaturalizada de los conceptos de penetración y estimulación.

Como se ha visto hasta este momento, el posporno es un género íntimamente ligado a la producción queer, entre otras muchas cosas porque resulta más pleno crear un nuevo lenguaje pornográfico cuando se desvincula la acción de los personajes masculinos, reitero, entre otras muchas cosas. A esto desde luego, caben excepciones como algunas de las nombradas, o, “Fóllame” de Virginia Despentes o el aclamado Bruce Labruce.
Erocktavision


Otra sorprendente característica del posporno más o menos experimental es la ruptura de los prototipos estéticos imperantes en el cine porno tradicional o en otros pornos lésbicos más asimilados al sistema estético como Erocktavision. Las mujeres tienen el pelo rapado o largo, miden 1,60 o 1,85, pesan 100 kg. o 45, llevan tatuajes o no, piercings o no, tienen más pecho o menos, depiladas o con vello… en fin, se paladean bellezas diferentes que encienden los morbos más variopintos pero desde luego visibilizan a un colectivo que ama estas y otras estéticas.

El posporno está en crecimiento, eso es indudable. Las mujeres consumimos pornografía y exigimos que nos represente como sujetos creadores y no como objetos pasivos. Así que vayan dejando hueco en los festivales y certámenes que nuestro porno toma lugar.


Raquel Traba